martes, 22 de noviembre de 2016

LA FUNCIÓN SOLEMNE EXTRAORDINARIA EN HONOR AL SEÑOR DEL SILENCIO


Con el corazón lleno de alegría aún hacemos crónica de la histórica jornada extraordinaria que vivió la Hermandad del Amor en la víspera de la Solemnidad de la fiesta de Cristo Rey. Para la celebración de la Función Solemne en honor a Nuestro Padre Jesús del Silencio, la Hermandad solicitó al Obispo la presidencia de la misma en la Santa Iglesia Catedral de Santa María de la Asunción. 



Así las cosas, en el marco de la celebración del XXV Aniversario de la llegada a la Hermandad de la bendita imagen del Señor del Silencio, y como conclusión al solemne Triduo celebrado en nuestra Parroquia de Jesús Divino Obrero, celebramos la Función Solemne en la Catedral. Para ello, la Hermandad trasladó piadosamente en Vía Crucis la Sagrada Imagen del Señor hasta el primer templo de la Diócesis.



Invitados todos los hermanos como corresponde, abrimos un período de reparto de papeletas para organizar el cortejo de traslado. Más de doscientos hermanos y devotos han acompañado al Señor en su traslado, todos en Hermandad hemos peregrinado hasta nuestra Catedral, sede del Obispo.  



El cortejo, organizado minuciosamente por la Diputación Mayor de Gobierno, ha tenido una organización muy sencilla. Abría la primitiva Cruz de Guía fundacional de la Hermandad escoltada por dos faroles de Viático, en clara alusión, en este mes de los difuntos, al sacramento que recibimos los cristianos en momentos de debilidad corporal. Detrás los hermanos con cera formando una vía sacra, Estandarte de la cofradía escoltado, Cirios de Protocolo para Autoridades, destacando la presencia de miembros de la Asociación de Autismo de Córdoba con los que la Hermandad está vinculada, cofradías del Campo de la Verdad y del Domingo de Ramos y Junta Gestora, Presidencia con varas de la Junta Gestora y Agrupación, detrás nuestro Consiliario, D. Antonio Murillo y D. Marco Antonio Huelga, Cuerpo de Acólitos, que llevaban las dalmáticas cedidas por la querida Hermandad del Descendimiento, y parihuela con el Señor del Silencio.



Se preparó la parihuela de María Santísima de la Encarnación en andas para entronizar al Señor. Se vistió con faldones de terciopelo granate, iluminándose con cuatro candelabros arbóreos procedentes del paso de la Virgen del Rosario, patrona de Montoro. El Señor se vistió con túnica carmesí en terciopelo de Lyon, estrenando un artístico broche de orfebrería, donado por tres hermanos, donde se contiene la advocación del Señor además del escudo de la Hermandad, representativo del Amor y una jarra de azucenas en clara alusión a la Virgen de la Encarnación. Iba exornado con un calvario suelto de clavel rojo y helecho, piñas cónicas en espiral de rosas y astromelias rojas, donado por la cuadrilla de costaleros del Silencio. Cerraban el cortejo componentes de las tres cuadrillas de la Hermandad, predominando los costaleros del Señor. 





Para el trayecto de ida, la Hermandad eligió un itinerario distinto al Domingo de Ramos para llevar al Señor por calles que habitualmente no transita. En este sentido, hemos querido que el Señor visite a la Comunidad de Madres Mercedarias del barrio. Allí fuimos testigos de un momento de intensa emoción, la portentosa imagen del Señor ante las religiosas que rezaban la Estación. Nos despidieron con una oración cantada que se encarnó en nuestros corazones. A poca distancia, un grupo de hermanos, levantaron un hermoso altar donde presidía una imagen pictórica del Señor del Silencio. El cortejo hizo Estación en dicho altar donde tuvimos la suerte de contar con la presencia de un niño de la Asociación Autismo Córdoba que nos acompañó en presidencia.    



El cortejo estuvo acompañado en el trayecto de ida por una Camerata musical compuesta por varios componentes de la banda de música del Cristo del Amor que fueron interpretando piezas procesionales que se iban conjugando con cada una de las Estaciones del Vía Crucis que fueron rezadas por D. Fermín Pérez Martínez.



Otro momento de intensa emoción fue el paso del cortejo por el Puente Romano donde, ante la imagen de San Rafael Custodio de Córdoba, rezamos otra Estación acompañados por numeroso público. Puntualmente, llegamos a la Catedral donde nos recibió el canónigo D. Antonio Llamas. Discurrió el cortejo por la nave central, rodeó la capilla de Villaviciosa llegando al altar mayor donde quedó depositado el Señor del Silencio. Para la Eucaristía, la Hermandad invitó a Fray Ricardo de Córdoba, a los párrocos de San Antonio de Cádiz, de San Andrés de Córdoba así como a todos los párrocos de las parroquias del Arciprestazgo Transbetis Sector Sur. Las ocupaciones pastorales propias del día les hizo imposible su presencia para concelebrar la Eucaristía.



El Cuerpo de Acólitos de la Hermandad encabezó la procesión de entrada de la Eucaristía que estuvo presidida por D. Antonio Murillo Torralbo y concelebrada por D. Antonio Llamas Vela y D. Marco Antonio Huelga. Con la presencia de Autoridades, Hermandades invitadas y muchos hermanos dio comienzo la misa que estuvo acompañada por el órgano y Coro de la Catedral. En la homilía, D. Antonio Llamas exhortó a los presentes a vivir en armonía cristiana y a la luz del Evangelio. Tras la misa, se organizó nuevamente el cortejo de regreso a nuestro templo.  



En el trayecto de vuelta estuvimos acompañados por otra Camerata musical, esta vez compuesta por componentes de la banda de Nuestra Señora de Valme que, D.m, será la formación que acompañe el paso de misterio el Domingo de Ramos. Puntualmente, llegamos a nuestra Parroquia de Jesús Divino Obrero y ante los hermanos quedó la imagen del Señor nuevamente a la veneración de su barrio concluyendo una jornada histórica para todos los hermanos del Amor.  



Finalmente, queremos dar las gracias a todos los que han colaborado en este acto, especialmente a D. Fermín Pérez Martínez, lector del Vía Crucis, por atender nuestra petición con cariño, a nuestro Diputado Mayor de Gobierno y su equipo, al equipo de Priostía, Mayordomía y colaboradores y a todos los hermanos que de manera generosa han hecho posible que vivamos una jornada que quedará grabada en nuestro corazón. LAUS DEO.


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