martes, 21 de junio de 2022

LA COFRADÍA PRESENTE EN EL CORPUS DE LA CATEDRAL


         El pasado domingo 19, Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, se celebró en toda la Diócesis la fiesta del Corpus Christi. La cofradía, siguiendo la tradición establecida desde 1990, volvió a levantar un altar al paso de S.D.M. Para ello, los priostes de la hermandad diseñaron un impresionante altar donde quedó entronizada la antigua imagen de San José con el Niño Jesús, obra anónima del siglo XVIII venerada en la ermita de San José hasta 1952 en que fue trasladada junto al Cristo del Amor a la nueva Parroquia de Jesús Divino Obrero, capilla en aquel momento.

          Con un claro concepto de retablo portátil, el altar se compuso por tres cuerpos longitudinales. En el cuerpo central, bajo una caída bordada en oro sobre tisú dorado y rematada por un coronamiento barroco compuesto por varios imperiales que confluyen en una cruz, quedó dispuesta la imagen de San José con nimbo y vara florida sobre la antigua peana de madera del Cristo del Amor exornada con un juego de guirnaldas de orfebrería. Se completó el exorno de San José con la colocación de dos ángeles alados de madera policromados que con sus gestos dirigían nuestra mirada a la imagen principal. Un cortinaje rojo recogido con dos lazos compuestos por espigas eucarísticas servía de fondo para San José. A ambos lados y sobre dos columnas de terciopelo se dispusieron dos jarras con piñas cónicas de clavel blanco y espigas. En las columnas se colocaron dos cornucopias doradas. A cada lado de las columnas figuraron fanales con cera como elementos de iluminación. Un cojín de flores a los pies de este cuerpo servía como ofrenda. Este conjunto se alzaba sobre una mesa vestida con un frontal bordado que seguía los colores litúrgicos de la solemnidad.

          En los cuerpos laterales, que seguían una exquisita simetría, se ubicaron dos doseletes rematados con tallas doradas en los que se dispusieron dos imágenes en terracota del imaginero cordobés D. José Antonio Cabello Montilla. En el de la derecha se dispuso a San Gabriel y en el de la izquierda a San Rafael escoltados por candeleros de cera decorados con lazos y espigas, jarritas con flores de talco y cojines de claveles blancos. Un antiguo encaje de hojilla vestía cada una de las mesas de estas imágenes. Quedaba cerrado el impresionante conjunto con los blandones de la parroquia, candeleros dorados con cera y dos columnas con jarras de orfebrería con flores de talco.

         En la parte inferior del andén de la catedral donde se levantó este altar, se dispuso una antigua mesa de altar de la parroquia vestida con una caída blanca bordada en oro y un antiguo encaje de hojilla. Sobre esta mesa se dispuso una bella imagen del Niño Jesús con potencias y túnica bordada en oro. A la derecha del Niño se colocaron una antigua Biblia con una estola todo ello sobre el atril de concha de la cofradía. Delante un bodegón compuesto por un pan y una jarra de vino sobre bandeja de plata. A la izquierda de la imagen se colocó un antiguo cáliz con su patena, unas vinajeras y una jarra con aguamanil y toalla, elementos propios de la liturgia eucarística.

         A las siete de la tarde la Hermandad asistió corporativamente a la eucaristía presidida por el Sr. Obispo. A su término se formó la procesión con el orden tradicional de otros años. La cofradía portó Estandarte corporativo y tres varas de oficiales. El nutrido cortejo pasó por delante de nuestro altar y muchas de las cofradías mostraron respeto con  sus respectivos estandartes. Un problema técnico en el paso de la Custodia hizo que el Santísimo Sacramento fuese portado por D. Demetrio Fernández González, obispo de nuestra Diócesis que fue haciendo estación menor en cada uno de los altares levantados por las distintas cofradías que participaron. Una jornada de exaltación a la Eucaristía, motivo central de los misterios cristianos.

LAUS DEO.


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